"Ardiente verano" de Noelia Amarillo:

María, una mujer de poco más de treinta años, con un hijo adolescente y una vida cómoda en Madrid, se ve "obligada" a pasar las vacaciones de verano en el pueblo de su exmarido. Y no es que la haga mucha gracias...
Un día, perdida en la sierra, encuentra una rústica cabaña de madera en un claro del bosque. Junto a ella hay un pequeño cercado con dos caballos; incapaz de resistir la curiosidad, se acerca para recrearse en sus movimientos sin saber que ella misma está siendo observada.
A partir de esa momento todo su mundo dará un giro radical. Todo en lo que cree cambiará a manos de un desconocido que no permite que le vea la cara mientras le ordena, susurrante, que haga lo que jamás se atrevió a hacer.
¿Lo hará? ¿Se dejará llevar por las palabras encendidas, las caricias ocultas y la pasión prohibida de un hombre al que ni siquiera puede ver el rostro?


No sé escribir grandes críticas, tan solo sé lo que un libro me provoca cuando me sumerjo entre sus páginas; no conozco las directrices a seguir a la hora de hacer una buena reseña, pero... ¡por Dios! que a nadie se le ocurra llamar a los bomberos, porque correrían grave peligro acercándose, con sus musculosos cuerpos y sus mangueras dispuestas, a sofocar el incendio que "Ardiente verano" ha iniciado...

Sin duda el título no podría ser más adecuado, porque esta historia es "candela".
Pasión, lujuria, desenfreno, amor y mucha imaginación, eso es , para mí, la novela de Noelia Amarilo.

Escrita sin tapujos ni miramientos, llamando a las cosas por su nombre sin miedo; la historia de María y su amante misterioso me ha cautivado desde la primera página. A pesar de lo absurdo o subrealista que puede resultar el argumento...¿quién dejaría que un desconocido, en una oscura cabaña, llevara a cabo sus mayores fantasías sexuales (fruto del deseo contenido durante años), teniéndola a una como compañera de "juegos"?...
Una locura ¿o no?.
Pero la literatura es en gran medida fantasía, ¿o es más creíble que tu novio sea un vampiro o un licántropo o que surque los cielos ataviado con una capa y unas mallas azules liberando al mundo de los malhechores?
Por eso, dejando de lado lo improbable, disfrutemos de esta maravillosa novela que me ha sorprendido por su fuerza y su intensidad tanto como por la ternura que se desprende de ella.

Hay sexo, sí, mucho y maravilloso sexo, que nada tiene que ver con las escenas manidas y repetitivas de algunas obras y que últimamente, a pesar de que siempre he disfrutado de ellas, suelo saltarme con mayor frecuencia; pero Noelia ha sabido atraparme escena tras escena... tras escena, maravillándome por el derroche de imaginación y la maestría con que describe todas y cada una de ellas (algunos novios, maridos o "amigos" le estarán muy agradecidos, estoy segura, y no estaría mal que muchos se leyeran la novela y tomaran apuntes), plasmando sobre el papel sensaciones y sentimientos que no te dejan indiferente.

Pero no todo es lujuria, aunque falta poquito, también hay sentimientos, tan fuertes y arraigados como débiles y volubles. Una lucha de voluntades, que no ganará el más fuerte, sino el más entregado.
La historia de los protagonistas, no deja de ser una historia de amor bonita y conmovedora que te hace desear ser María, poder escaparte a la Sierra de Gredos y encontrar a ese hombre que logrará que tu vida, en aquel pueblecito, sea maravillosa.

Los personajes, que decir de ellos, me han enamorado, sobre todo él, como para no hacerlo. Además de su capacidad amatoria que lo asemeja al mejor de los sementales, por la intensidad con que la ama.
Me ha gustado la forma en que María se entrega a los "juegos", sin prejuicios y olvidando sus temores, dejándose llevar por el deseo y disfrutando de la experiencia sin reservas.
Abel, el suegro, me ha parecido un hombre encantador y sabio, además de un poquito maquinador.
Andrés, un niño que en principio me resultó un tanto antipático y consentido, terminó por sorprenderme con su seriedad para el trabajo y la madurez que demuestra en algunos momentos.

Diálogos estupendos, acertados y estimulantes que dan frescura a la novela; llanos, sencillos, sin palabras rebuscadas ni frases rimbombantes... reales y cercanos.

Si las novelas eróticas fueran la mitad de buenas que "Ardiente Verano", tendrían una nueva y fiel seguidora; eso sí, Noelia Amarillo tiene en mí  a una fan que se rinde ante su talento y su estupendo trabajo.