“No por primera vez” de Lola Rey.
A
veces, los hechos pasados nos persiguen con la acechante marea del dolor.
Cambiar de entorno, de trabajo, de conocidos, recluirse, escapar son algunas de
las formas que usamos para no caer en le red de aquello que nos afecta.
Ayleen
Graham, institutriz de los hijos del conde de Kent, es eficiente, comprometida,
cariñosa con los niños, dedicada, correcta. Tanto es así que a la condesa le
sorprende que la muchacha carezca por completo de vida social: no hay amigas en
el día libre, ni visitas a familiares, ni siquiera excursiones al pueblo.
Joven, atractiva, inteligente, cultivada, la joven apenas se decide a dar
largas caminatas por la extensa propiedad de los condes.
Louis
Fergusson, hermano de la condesa de Kent, se siente abandonado. Su gemelo está
en Ceilán, ocupado con los prósperos negocios familiares en las colonias. Su
mejor amigo, Tyler Collingwood, acaba de casarse. Ya no habrá juergas juntos,
ni bailes, ni borracheras. Se sorprende a sí mismo cuando se nueva amante ya no
lo entusiasma.
Entre
Ayleen y Louis hay una imposible atracción. Él no quiere atarse. Ella no quiere
volver a confiar en las edulcoradas palabras de un hombre. Sin embargo, sin
pensarlo, sin saber siquiera lo que están haciendo, deberán permanecer juntos,
incluso pese a que no lo desean, para cerrar de una vez las heridas de un
pasado que se interpone entre ambos.
Opinión:
No
puedo empezar la crítica sin comentar el gustazo que me ha dado leer a Lola
Rey, una amiga y compañera (de foro y de aventura literaria) en papel. El
formato digital está genial por todas esas cosas que siempre hablamos, pero cuando
se trata de alguien a quien admiras y aprecias… como un libro físico no hay
nada.
Y
ahora sí, ya os cuento que “No por primera vez” me ha gustado mucho. Ya de mano
porque está muy bien escrita, y es que Lola tiene un estilo, una forma de
escribir, que me encanta.
Creo
que ya lo he dicho en otras críticas de sus novelas, y es que sabe plasmar muy
bien los sentimientos de los personajes; logra hacerte sentir sus emociones, te
hace partícipe de sus alegrías, sus miedos, sus deseos.
Y
en esta ocasión no ha sido diferente. Pues si bien en un principio la señorita
Graham puede parecer una joven encantadora que sólo se muestra un poquito borde
cuando Louis Fergusson anda cerca, porque la provoca y es un reconocido
libertino (cosa que evidentemente a una mujer respetable tenía que parecerle
horroroso), poco a poco vamos descubriendo que es una muchacha atormentada por
el pasado. Un pasado que la autora nos irá desvelando a lo largo de la novela,
dejando que el lector intuya qué fue lo que le ocurrió antes de plasmarlo con palabras
sobre el papel. Esa forma de mostrarnos la vida de la Ayleen niña y adolescente,
me ha gustado y me ha mantenido expectante hasta desvelar el secreto que la
atormentaba y que justifican sus reacciones ante Louis.
De
él decir que si bien en las otras entregas de la serie Collingwood no había
despertado demasiado mi curiosidad, en esta, como protagonista, me ha cautivado
por completo. Un pícaro encantador y de pelo cobrizo (con lo que me gustan a mí
los pelirrojos), que a pesar de su gusto por la vida licenciosa, ha demostrado
que es un hombre responsable, pues maneja sin problemas gran parte del negocio
familiar. Ha sido casi tierno ver como sus sentimientos por la institutriz van
cambiando, cómo se va obsesionando con ella, deseándola más que a ninguna otra
sin darse cuenta de que se ha caído con todo el equipo y que se ha enamorado, a
pesar de que aseguraba que el amor no era para él.
Me
ha emocionado sentir su preocupación, saberlo encendido de deseo por el simple
hecho de verla aparecer… borrando de un plumazo al juerguista que siempre había
sido y presentándose como un hombre encantador.
Ha
tenido momentos de esos que con sólo una frase logra erizarte el vello y te
hace pensar: si yo fuera ella ya me hubiera arrojado a sus brazos. Y todo con
una sencilla frase, y que no es por lo que dice, si no por cómo lo dice (confieso
que me pierde que los protas muestren carácter y decisión).
Juntos
forman una pareja ideal aunque tarden en darse cuenta y para hacerlo tengan que
pasar primero por varias situaciones complicadas que hacen peligrar su futuro
en común.
(¡Ains!,
esos malos entendidos que me ponen de los nervios, pero que aportan tanta emoción
a las historias jejeje).
Como
en toda saga o serie, siempre es agradable reencontrarte con los personajes de
las anteriores entregas. Esos hermanos Collingwood que en su día me robaron el
corazón, y Gabriel, condesa de Kent, siempre tan cercana, tan atenta y poco
convencional. Una mujer adorable.
Ya
he dicho que está escrita de forma impecable, cuidando los detalles y con una
ambientación que, personalmente, he encontrado perfecta. Sin necesidad de
largas descripciones, logras situarte en la época sin problema.
Decir
del título, que si bien en un principio no me decía demasiado (vale, a veces
tengo menos luces que una lancha de contrabando y no me da…), en cuanto empecé
a intuir qué le había pasado a la protagonista me di cuenta de que era
perfecto, además de muy en la línea de los otros de la serie.
En
resumen, he disfrutado de la historia de Ayleen y Luois, me he emocionado con ellos
y he pasado unas horas estupendas en su compañía. Es una historia tierna, romántica,
entretenida y que engancha desde el principio, totalmente recomendable.
Valoración:
Buena
No hay comentarios:
Publicar un comentario