miércoles, 6 de diciembre de 2017

"Más allá de las palabras", de Lauren Fern Watt.


Lauren se llevó a su mastín a la universidad y después se mudaron juntas al apartamento de Nueva York porque Gizelle no era solo una perra de gran tamaño, era su compañera, su hermana y su confidente.
Juntas compartieron todo tipo de aventuras y emociones, pero, cuando Gizelle enfermó y Lauren se dio cuenta de que su mejor amiga pronto ya no estaría, decidió hacer una lista de deseos y llevarla a la práctica para aprovechar al máximo el tiempo que les quedaba juntas.
Una lección conmovedora y divertida de un mastín: aprovecha la aventura, ama incondicionalmente y conviértete en la persona que quieres de verdad ser.

OPINIÓN:
De ante mano os digo que si sois de lágrima fácil y os gustan los animales (los perros en especial), no leáis este libro. Se pasa mal… muy mal. He llorado más que cuando se murió Chanquete o el verano se terminó, todos se fueron y el pobre Pancho se quedaba allí solo (que talmente parecía que no tuviera amigos en el pueblo), corriendo tras el taxi de Julia. ¡Uy!, que me disperso.
Lo dicho, es una historia que me arrepiento de haber leído. Pero como siempre que veo un animal en una portada (hace poco os lo decía), me lanzo a por el libro sin pensar y a veces ni leo la sinopsis (o la mitad, como sucedió en esta ocasión). Claro, cuando llegué a casa y la leí entera me entraron los siete males. ¡Vale, que no cunda el pánico! Es la historia real de una chica que tiene un mastín inglés, hembra, a la que adora, con la que va a todos lados y con la que comparte importantes etapas de su vida… hasta que Gizelle enferma… sabes lo que supondrá y a lo que te vas a tener que enfrentar. Pero seguro que merece la pena.
Con el disgusto asegurado, me puse con el libro pensando que habiendo un perro de por medio la historia sería divertida… Bueno, divertida, lo que se dice divertida, no me ha parecido. Sí que tiene un par de momentos muy graciosos (con la perra como protagonista, por supuesto), pero poco más. Claro, Gizelle es una perra muy grande y los canes de semejante envergadura son mucho menos activos que los más pequeños y en ese sentido no aporta mucho a la historia.
Al final me he quedado con la sensación de que esta chica (la autora), no ha contado la historia de su perra, sino la suya con Gizelle al lado. Era como su sombra, siempre presente, pero sin llegar a ser protagonista del todo. Porque incluso al final, cuando crea la famosa lista de deseos de Gizelle… Vamos, que cerré el libro con la sensación de que la muchacha había hecho un breve resumen de su vida mientras la perra estuvo a su lado.
Cierto que tiene sentimiento, es emotiva y que posiblemente la presencia del animal en su vida la ha convertido en la persona que es hoy en día. Es entretenida, de fácil lectura, aunque (quitando esos dos o tres momentos de risas y el disgustazo final) al terminar me ha dejado una sensación un poco como de vacío, como que a la historia le faltaba algo. O quizás me esperaba otra cosa y por eso no terminó de llenarme.

Si os animáis a leerla ya me contaréis.

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