La tragedia golpea a la comunidad de Eugene, en el estado de Oregón. La adolescente Carisse Jordan desaparece y su cuerpo nunca es encontrado. Su novio en ese momento, Jared Collins, se convierte en el principal sospechoso, pero cuando otra adolescente se suicida y deja una carta en donde cuenta que Carisse se cayó al río por accidente, el caso se cierra.Quince años después, Blair Gilbert aún sufre por el suicidio de Paige, su hermana gemela. Está convencida de que ella no estaba sola la noche en que Carisse desapareció.
Jared regresa a Eugene convertido en detective. Debe lidiar con un padre alcohólico y un pasado doloroso que alguien se está empeñando en revivir.
Sabe que descubrir la verdad de lo que sucedió quince años atrás es la clave para detener la rueda de crímenes que asedia su comunidad, tarea en al que se verá incondicionalmente apoyado por la tenaz periodista Blair Gilbert.
Cuando empecé a leer la novela, me sorprendió que la autora hubiera decidido comenzar narrando lo sucedido la noche que Carisse muere. Me parecía que si nos lo destripaba tanto, la cosa no tendría gracia.
Pero me equivoqué. Ha conseguido una estupenda trama de intriga policial, que te mantiene en suspense hasta el final.
Los nuevos acontecimientos que se suceden tras el regreso de Jared al pueblo, te llevan a sospechar hasta del apuntador. Lo ha hilado todo perfectamente,sin dejar cabos sueltos que estropearan el final de la historia.
Sin duda es una estupenda novela.
La relación entre los protagonistas, es lo que quizás veo que flojea un poquito, pero nada grave. Sobre todo ella, que saca unas conclusiones un tanto absurdas y que utiliza como excusa para no comenzar una relación con Jared.
De lectura fácil y fluida, te engancha desde el principio con ese misterio que el buen detective de homicidios tiene que resolver.
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