domingo, 8 de noviembre de 2015

"Cuando la pasión espera", de Ruth M. Lerga

“Cuando la pasión espera”, de Ruth M. Lerga
Autora de Cuando el corazón perdona, Premio Vergara-El Rincón de la Novela Romántica.
Judith siempre estuvo enamorada de James, pese a lo cual se casó con otro hombre. Seis años más tarde, regresa a casa convertida en viuda. La insistencia de su padre la anima a ir a Londres para hacerse ver de nuevo en los salones de baile y las veladas en Vauxhall, aunque ella no quiere ni oír hablar de volver a contraer matrimonio.
James no puede creer que la belleza a la que encuentra en casa de su madre una tarde sea la hermana menor de su mejor amigo, aquella muchacha a la que nunca prestaba atención. Pero lo es, y sin duda está interesada en él.
Cuando James le propone tener una discreta relación, Judith acepta. ¿Por qué no? Es todo lo que él no necesita: con veintiséis años, ella ya no está en edad de casarse –para esos tiempos, claro— y él es un duque que requiere herederos. Judith accede prometiéndose que vivirá el presente y cuando todo termine solo se quedará con los mejores recuerdos.
Sin embargo, lo que para James no es más que un romance por demás inconveniente a espaldas de su mejor amigo, se va complicando día a día, conforme conoce a la mujer en que Judith se ha convertido.

Sé, con seguridad, que todo cuanto diga de esta novela se quedará corto y no hará justicia al maravilloso trabajo que ha hecho Ruth M. Lerga. De hecho no sé muy bien por dónde empezar. No sé si hablaros primero de la increíble y elegante forma de escribir que tiene esta mujer que, con un lenguaje más que acertados y un amplísimo vocabulario que se ajusta a la perfección a la época, logra trasportarte en el tiempo, hasta 1820. No hace falta leer demasiadas páginas para darse cuenta de que tienes entre las manos una novela histórica y no porque lo diga la sinopsis, el encabezamiento del capítulo,  se describan mansiones o un vestuario que lo justifique, que también, pero de verdad que solo con la forma de narrar ya es evidente, porque no ha descuidado ni el más mínimo detalle en ese aspecto, y en ningún otro, la verdad. Porque si el conjunto de palabras ya nos sitúan siglos atrás, el comportamiento de los personajes, la constante observación de las normas que no se relajan más que en contadas ocasiones y no por descuido de la autora, sino porque la situación así lo requiere, refuerza esa sensación de autenticidad que, al menos a mí, me ha invadido al comenzar a leer. Así escribe Ruth: auténtico.
Si a lo impecable de su escritura, sumamos todos los lugares de Londres a los que nos acerca, las mansiones que de su mano visitamos, la cantidad de datos históricos y costumbristas o las muchas curiosidades que, con sutileza unas veces y con descaro otras, nos ofrece a lo largo de las páginas, consigue una ambientación perfecta a la que nada se le puede reprochar. Y todo ello incorporado con tal naturalidad en la trama que nada de lo que nos cuenta sobra, ni hace sombra a la historia de amor entre James y Judith.
Mentar a estos dos me da pie para hablaros de la consistencia de los personajes, sobre todo de los protagonistas. Su forma de actuar, de comportarse en cada momento sin olvidar su rango, observando (casi siempre) las normas de etiqueta, ya los convierte en personajes adecuados. Pero si además la autora no se limita a decirnos lo inteligentes, ingeniosos y apasionados que son (o contenidos cuando las circunstancias obligan), sino que nos lo demuestra en cada escena, en cada palabra que sale de sus labios, creando unos diálogos que me han arrancado muchas sonrisas por lo punzantes y agudos que resultan, entonces se puede decir que son auténticos, reales, muy creíbles y siempre consecuentes con esa fuerte personalidad con que Ruth los ha creado. Porque si Judith es una mujer decidida e inteligente de ideas más que claras, que sabe lo que quiere y cómo conseguirlo y que tras enviudar ha decidido tomar las riendas de su vida pese a quién pese, pues James no se queda atrás. Una sola palabra bastaría para describirlo: Duque.
Su carácter, su arrolladora e impresionante personalidad, sus modales impecables sea cual sea la situación, su enorme arrogancia… todo esto y más es James y es imposible no enamorarse de él, porque es perfecto en todos los aspectos. Confieso que si tenía ganas de leer esta historia era por él, aunque claro, descubrir a Judith ha sido maravilloso, porque sin duda está a la altura de este fascinante hombre y entre los dos, surge una preciosa, intensa, apasionada y quizás un poquito dramática historia de amor, con la que he vibrado, me he divertido y me he emocionado.
Creo que después de lo dicho queda claro que la novela me ha fascinado. La he leído empapándome de cada palabra, de cada situación, disfrutando de la estupendísima trama que, sin necesidad de sobresaltos (nada de damas en apuros que necesitan ser rescatadas), consigue mantener el interés de principio a fin.

Como he comentado al principio, sé que es mucho lo que se podría añadir sobre esta estupenda novela y me estoy dejando mil cosas en el tintero, pero de todas formas lo que os recomiendo es que la leáis y juzguéis por vosotr@s mism@s, porque la historia, lo merece, porque esperar por esta historia ha merecido la pena y es el broche ideal para la serie de los tres adorables mosqueteros. 

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