Valvanuz, después de años de maltrato, por fin
reúne el valor para divorciarse de su marido y regresar a Santander donde
consigue trabajo en un reputado restaurante.
Teófilo Van der Voost pertenece a una conocida familia de renombre en el sector hotelero. Aunque es un enamorado de su profesión, la neurocirugía, comparte la dirección del negocio familiar con sus hermanos hasta que una fuerte discusión hace que se replantee su estilo de vida.
Un día de viento sur, Teófilo coincide con Valvanuz, que ha regresado cargada de problemas: un ex marido rencoroso y sucesos inexplicables que, con la fuerza del vendaval, arrastrarán la tranquilidad y su vida rutinaria de Teo.
Tú, como viento sur, es un himno a la esperanza, al afán de superación y a la búsqueda del amor para sanar profundas heridas.
Una novela maravillosa que no puede dejar indiferente a nadie.
Teófilo Van der Voost pertenece a una conocida familia de renombre en el sector hotelero. Aunque es un enamorado de su profesión, la neurocirugía, comparte la dirección del negocio familiar con sus hermanos hasta que una fuerte discusión hace que se replantee su estilo de vida.
Un día de viento sur, Teófilo coincide con Valvanuz, que ha regresado cargada de problemas: un ex marido rencoroso y sucesos inexplicables que, con la fuerza del vendaval, arrastrarán la tranquilidad y su vida rutinaria de Teo.
Tú, como viento sur, es un himno a la esperanza, al afán de superación y a la búsqueda del amor para sanar profundas heridas.
Una novela maravillosa que no puede dejar indiferente a nadie.
Iba a empezar la reseña
diciendo: ¡Qué historia más bonita!, aunque no creo que sea la forma adecuada
porque “Tú, como el viento del sur” es mucho más que una historia bonita. Es
desgarradora, realista, cruda por momentos y ha removido muchas cosas en mi
interior… sin embargo, la determinación de estas cuatro mujeres, fuertes (cada
una a su manera) y la aparición en escena y en sus vida de Teo, logra convertirla
en eso, en una bonita historia de amor, de confianza, de superación, de
reencuentros, de recuerdos…
Preciosa, de verdad que
lo es a pesar del tema que durante toda la novela permanece ahí latente,
amenazante y desgraciadamente tan real. Sin embargo, la forma en que Elena nos
lo va contando consigue aflojar el nudito de congoja que se te pone en la
garganta en algunos momentos, ha sido una buena estrategia, ir entremezclando
la tensión con situaciones más relajadas, que impiden que la novela se convierta
en algo demasiado angustioso y dramático. Lo ha conseguido presentándonos por
un lado a Valvanuz , sus circunstancias, sus problemas y su vida, y por otro a
Teo, su familia, su trabajo, sus amigos y el negocio familiar. Capítulo a capítulo,
día a día, la vida de los protagonistas se va vinculando, trenzándose hasta que
todos y cada uno de los personajes entran en contacto de una u otra manera y al
final ya no son dos historias independientes sino una: la de Teo y Valvanuz.
Destacar la maravillosa
forma de escribir de la autora, con una prosa cuidada al máximo, con unas
descripciones detalladas pero que para nada resultan pesadas, al contrario,
hacen que te metas de lleno en la lectura, que visualices los lugares en los
que transcurre la obra y logra que te imagines cada detalle y personaje sin problema.
Tampoco quiero dejar de mencionar la riqueza de vocabulario y lo bien empleado,
ese detalle me ha encantado y lo he agradecido especialmente (detesto las
reiteraciones a la hora de leer).
Otra cosa que me ha
llamado la atención y sinceramente, me ha hecho mucha gracia y a la vez me ha
parecido un toque muy original y también arriesgado, fue descubrir a Teo y su
aspecto físico (aquí pondría un emoticono de esos con la boca y los ojos
abiertos como platos jajaja), no voy a decir nada sobre él porque no quiero
chafaros la sorpresa. Solo decir que me ha encantado, que es un hombre de esos
que desearías tener para ti, por lo atento, amable, considerado, humanitario… y
una larga lista de cualidades que lo convierten en casi perfecto, digo casi
porque luego mete la pata como todo hijo de vecino, pero bueno, nada que no se
pueda solucionar.
De Valvanuz (lo
primero, ¡qué nombre más original!, no lo había escuchado en mi vida, pero me
gusta), una mujer víctima del maltrato que a pesar de sus miedos, de la
inseguridad que su marido ha conseguido generarle y del miedo, le hecha un par
de narices y decide dar el paso de abandonarlo, demostrando un valor y un
coraje que ella creía perdidos. Aunque el recelo, la desconfianza y el miedo continúan
ahí y le costará abrirse, volver a ser la misma de antes. Regresar a su tierra,
reencontrarse con los recuerdos, los lugares y con Teo, harán que poco a poco
la antigua Valvanuz resurja de sus cenizas.
Las hijas, estupendas
las tres, cada una con su personalidad, su carácter y, como ya he dicho, su
manera de enfrentar la situación. Me ha gustado ver como florecían, como despertaban
a la vida después de una vida llena de carencias y represión. Son unas chicas
estupendas y responsables, que se unen formando una piña en torno a su madre al
menor indicio de amenaza. Creo, que como con el resto de la historia, sobre
todo en lo tocante a los malos tratos, la autora ha sabido reflejar las
pequeñas reacciones, la tensión, en ocasiones imperceptible, que se apodera de
una persona que ha sufrido maltrato (en el caso de las chicas, psicológico, la peor
parte aquí se la llevó la madre) y el respeto con el que lo ha hecho. También
me ha gustado la filosofía de Teo ante los problemas sin importar cuan graves
sean estos… la comparto al cien por cien y además, sé que funciona.
No me quiero olvidar de
ese grupo de amigos, maravillosos que arropan en todo momento a Teo y que tan
importantes son para él y también para el desarrollo de la novela, sin ellos
nada hubiera sido igual y es que en ocasiones los amigos son mejores que la
familia.
“Tú, como el viento del
sur”, una novela que de verdad os recomiendo leer.
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