“La chica que se subía a los árboles” Ana
Álvarez
Don
se desplaza desde su Alemania natal a Cornualles para, en su calidad de
ingeniero, dirigir la naviera de un amigo de su padre. Este hombre ha sido para
él también como un padre y a lo largo de los años, en sus frecuentes visitas a
su país, le ha hablado de sus tres hijas. Don siempre ha sentido admiración por
Karin, la más atrevida y valiente de las tres, la que siempre aparecía en las
fotos con las rodillas despellejadas... la que se subía a los árboles...
Cuando llega a su destino se la encuentra convertida en una preciosa e inteligente mujer, atípica quizá, pero no menos intrépida, que recorre el mundo micrófono en mano metiéndose en los conflictos más peliagudos para hacer documentales de denuncia. Su admiración no hace más que aumentar hasta convertirse en algo más.
Cuando llega a su destino se la encuentra convertida en una preciosa e inteligente mujer, atípica quizá, pero no menos intrépida, que recorre el mundo micrófono en mano metiéndose en los conflictos más peliagudos para hacer documentales de denuncia. Su admiración no hace más que aumentar hasta convertirse en algo más.
Opinión
Siento que me repito cada vez que escribo una
reseña de un libro de Ana Álvarez, porque siempre me gustan y me divierten sus
historias; en esta ocasión, además, me ha hecho soltar alguna que otra
lagrimilla y morderme las uñas también. Ana tiene un estilo
inconfundible, sencillo, ameno y cercano que al igual que sus personajes,
enamora. "La chica que se subía a los árboles" es un claro ejemplo de
lo que digo. Divertida, emocionante, angustiosa por momentos, emotiva, y con
unos protagonistas que a pesar de parecer completamente opuestos, se entienden
a la perfección... casi siempre.
Sí
que he tenido la sensación de que durante los primeros capítulos las cosas iban
un poquito lentas (algo que no me hizo en absoluto perder el interés), pero a
medida que lees, entiendes que debe ser así, que los primeros momentos entre
Don y Karin tienen que ser apacibles, porque serán momentos para conocerse,
para descubrirse y descubrir si la opinión que tenía el uno del otro concuerda
con la realidad. Después, poco a poco, a medida que la historia avanza, el
ritmo de los acontecimientos se anima, se caldea y se pone de lo más emocionante,
diría incluso que trepidante.
Cuando
terminé de leer el libro, de repente, tuve la sensación de que los diferentes tempos
de la novela, eran un poco como sus protagonistas. El principio, más pausado,
como Don, que es un hombre tranquilo, atento, amable, trabajador, educado… don Perfecto jejeje. Después, con la
aparición de Karin, y tras una primera toma de contacto, de tanteo entre ellos,
vemos asomar la personalidad de ella (el tempo se aligera), inquieta,
aventurera, decidida… y descubrimos el buen humor e ingenio de Don. Y así, poco
a poco, página a página, nos topamos con una Karin que es todo fuego, pasión y
un culo inquieto, y con un Don que no se queda atrás (aquí el ritmo ya se
acelera). Y juntos, nos llevan a un vibrante y excitante final (lo he dicho ya:
trepidante).
Ella
me ha encantado por su coraje, su determinación y su lealtad. Él porque es
perfecto, aunque un par de collejas sí se merecía. La química entre ellos es
evidente, la complicidad, la amistad que surge desde el minuto uno; todo augura
una relación ideal… con unos momentazos de los de quitar el sentido (¡ains!,
esa playa de La Habana). Son la pareja perfecta, se complementan a la
perfección.
Además
de la apasionante y pasional relación de estos dos, de los buenos y menos
buenos ratos que me han hecho pasar, también los hubo de esos en los que, sin
querer, se te llenan los ojos de lágrimas. Pero vamos, que la historia es
perfecta, que para no variar, se lee del tirón y garantiza la sonrisa final.
De
esas historias que hay que leer.
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