sábado, 26 de septiembre de 2015

"Cuando pase la tormenta" de Lucía de Vicente.

“Cuando pase la tormenta” de Lucía de Vicente.
Cuando Mary Mantley recibe el encargo de viajar a Kenya para hacer un reportaje fotográfico, desconoce que esto es solo un pretexto para mantenerla alejada de un riesgo que amenaza su vida debido al descubrimiento de los diarios privados de su padre, el coronel Jonathan Mantley.
La única persona capaz de protegerla es el ex agente secreto David Silford, frío, orgulloso y manipulador que en la actualidad es propietario de una agencia de viajes en Kenya cuyos exclusivos clientes son varones ricos y en la que jamás acepta mujeres.
Mary y David, ajenos a la hábil manipulación de Thomas Silford, se encuentran de nuevo después de muchos años de nula relación. Entre ambos, el rencor del pasado renace con fuerza, pero las circunstancias en las que están envueltos y los motivos personales de cada uno de ellos les obligan a trabajar juntos poniendo a prueba la mutua admiración, la arrolladora atracción física y unos descontrolados y profundos sentimientos que hacen peligrar sus corazones.

¡Cómo me ha gustado esta novela!
Creo que con esta frase ya está todo dicho, quizás añadir un “no dejéis de leerla” y poco más, pero como de lo que se trata es daros mi opinión sobre ella, creo que voy a tener que explayarme un poquito.
“Cuando pase la tormenta” es una de esas novelas en las que es imposible no sumergirse en la historia porque te atrapa sin darte opción. Está tan bien escrita (¡Señor, como se agradece!) que se lee sola, las palabras fluyen ante tus ojos y tú, encantada de la muerte por lo bien que suena eso que lees, sigues y sigues devorando palabras sin reparar en la hora que es ni en que al día siguiente tienes que madrugar. Porque además de la maravillosa narrativa, cuenta con una trama fascinante a la que no le falta de nada: intrigas políticas, aventura, acción, emociones, sentimientos, pasión y por supuesto amor. Y todo ello en un marco incomparable: Kenya.
No tengo ni idea de cómo se ha documentado Lucía de Vicente para este libro, pero vamos, al leerlo he tenido la sensación de estar allí, disfrutando bajo un sol de justicia del maravilloso y sorprendente paisaje africano, viajando de un lugar a otro con la confianza por bandera porque la autora sabía de sobra hacia dónde nos dirigíamos, sorprendiéndome con las costumbres, los atardeceres y esa vida salvaje que “nos” rodeaba y que resulta tan fascinante como peligrosa. Sí, de la mano de Lucía, de sus descripciones, de las sensaciones que transmite, he sentido que estaba en Africa junto a Mary y David.
¡¡Ains, David!! Hubiera preferido ser Mary, pero en fin, como todo no se puede tener en esta vida, debo conformarme con ser una mera espectadora en la vida de esta pareja que sin duda ha sabido darle emoción a la historia. Ambos de carácter fuerte y decidido, tercos como mulas, con un pasado en común del que nada positivo recuerdan y que, obligados por las circunstancias, tendrán que aprender a ceder, a reconocer sus errores, a confiar en el otro dejando de lado los rencores… empezar a conocerse y descubrir que la opinión que tenían el uno del otro nada tiene que ver con la realidad. Aceptarlo solo hará que intensificar el deseo que ambos sienten desde el principio y que nos hará disfrutar de escenas estupendas cargadas de intención, en las que la química que existe entre ellos salta a la vista.
En cuanto a la trama, decir que me ha encantado la forma en que ha hilado todo el tema de las intrigas políticas a través del diario de Jonathan Mantley (padre de Mary) y cómo, al final todos y cada uno de los personajes tiene su lugar y su importancia en un arriesgado juego que pondrá en peligro la vida de esta pareja a la que los problemas parecen perseguir. Y toda esta trepidante acción está aderezada con montañas de sentimientos, buenos y malos, pero sentimientos a fin de cuentas que hacen creíbles y humanos a los protagonistas.
Un detalle, sin relevancia alguna para la trama pero que a mí (fumadora) me ha encantado, han sido esos momentos al final del día o tras uno de los muchos sustos que estos dos sufren, cuando se sientan uno junto al otro y en silencio fuman un cigarrillo… que paz y qué ganas de encender uno y compartir el momento con ellos jejeje.

Y ya no me enrollo más, solo deciros que si aún no la habéis leído no la dejéis porque de verdad que merece la pena, porque hay mucho más de lo que yo os he contado y porque siempre es mejor descubrirlo por uno mismo a que te lo cuenten.

2 comentarios:

  1. Hola!!
    Coincido contigo al 100℅ Es una historia preciosa, emotiva y espléndidamente narrada. Una gozada para los sentidos!
    Un abrazo!!

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